Los colores tienen la capacidad de influir en nuestro estado de ánimo, ayudarnos a descansar mejor, o por el contrario, a mantenernos en actividad. Su incidencia desde diferentes ámbitos modifica la forma de sentir, pero también estimula o relaja nuestro espíritu, según las tonalidades dominantes
La cromoterapia es también conocida como la terapia del color, y es una práctica empleada dentro de los llamados tratamientos alternativos. De acuerdo con esta técnica, los colores ejercen influencias emocionales en las personas, permitiendo generar un estado que facilite la restauración de ciertos desequilibrios, ayudando a las personas a encontrar armonización emocional.
Los diferentes colores, y sus vibraciones, tienen un efecto en la percepción que se traduce en las emociones, además, existen efectos fisiológicos comprobados como alteración del ritmo cardíaco. Los efectos de colores sobre el estado de ánimo pueden ser comprobados fácilmente, hay ambientes que parecen sombrío, lúgubres, otros alegres, otros cálidos o fríos. Algunas cuestiones quedan reflejadas en reacciones casi automáticas, si no inmediatas. A veces la idea de "mala onda", no se corresponde únicamente con los habitantes del lugar, si no con las características cromáticas del mismo. Los colores azul y amarillo, representan la noche y el día respectivamente. El azul simboliza la tranquilidad, la pasividad y el reposo general de la actividad del organismo. El amarillo alude a la luz del día, y sugiere la actividad, la acción y el estímulo del organismo. Otro componente que juega un papel importante en la percepción de los colores, es la iluminación del ambiente. La luz puede modificar el color porque incide en la superficie pintada, muchas veces pintamos un ambiente de un color que cambia de día con la iluminación es natural, o por las noches con la luz artificial. Rojo: es el color cálido por excelencia, es color del fuego y de la sangre. Se relaciona con la pasión, los impulsos y el peligro. Es el color de la vitalidad y la acción. Rosa: se lo relaciona con la tranquilidad y la calma. Naranja: es un color brillante, estimula la vitalidad y el movimiento. Se relaciona con la comunicación, la seguridad y la confianza. Por ser un color estimulante, puede calmar como irritar. Los especialistas aseguran que es un color favorable para trabajar en equipo. Amarillo: es el color del sol, es un color cálido que favorece a la alegría. Es energizante sin ser agresivo. Azul: es el color de la confianza y la tranquilidad. Favorece la paciencia. Violeta: se asocia con la intuición y la espiritualidad. Verde: es un color sedante, es efectivo en los casos de insomnio y fatiga, por eso también es recomendable para dormitorios. Sugiere paz, seguridad y esperanza. Gris: puede expresar elegancia, pero también desconsuelo y aburrimiento. Negro: es la ausencia del color, se relaciona con la oscuridad. Blanco: transmite alegría y pulcritud. Es un color purificador, brinda sensación de limpieza y claridad. Colabora para sentirse alejados de lo sombrío y triste. Estimula la creatividad. Por todo esto, es importante tener en cuenta las propiedades de distintos colores a la hora de utilizarlos en la decoración de los espacios. La elección de los colores adecuados debe estar a disposición de la actividad que se realice en ese espacio. Por ejemplo, en el caso de un dormitorio, los colores deberían facilitar el descanso, y en los espacios laborales, deberían propiciar la actividad y buena disposición.
- Tonos que vibran
Los diferentes colores, y sus vibraciones, tienen un efecto en la percepción que se traduce en las emociones, además, existen efectos fisiológicos comprobados como alteración del ritmo cardíaco. Los efectos de colores sobre el estado de ánimo pueden ser comprobados fácilmente, hay ambientes que parecen sombrío, lúgubres, otros alegres, otros cálidos o fríos. Algunas cuestiones quedan reflejadas en reacciones casi automáticas, si no inmediatas. A veces la idea de "mala onda", no se corresponde únicamente con los habitantes del lugar, si no con las características cromáticas del mismo. Los colores azul y amarillo, representan la noche y el día respectivamente. El azul simboliza la tranquilidad, la pasividad y el reposo general de la actividad del organismo. El amarillo alude a la luz del día, y sugiere la actividad, la acción y el estímulo del organismo. Otro componente que juega un papel importante en la percepción de los colores, es la iluminación del ambiente. La luz puede modificar el color porque incide en la superficie pintada, muchas veces pintamos un ambiente de un color que cambia de día con la iluminación es natural, o por las noches con la luz artificial. Rojo: es el color cálido por excelencia, es color del fuego y de la sangre. Se relaciona con la pasión, los impulsos y el peligro. Es el color de la vitalidad y la acción. Rosa: se lo relaciona con la tranquilidad y la calma. Naranja: es un color brillante, estimula la vitalidad y el movimiento. Se relaciona con la comunicación, la seguridad y la confianza. Por ser un color estimulante, puede calmar como irritar. Los especialistas aseguran que es un color favorable para trabajar en equipo. Amarillo: es el color del sol, es un color cálido que favorece a la alegría. Es energizante sin ser agresivo. Azul: es el color de la confianza y la tranquilidad. Favorece la paciencia. Violeta: se asocia con la intuición y la espiritualidad. Verde: es un color sedante, es efectivo en los casos de insomnio y fatiga, por eso también es recomendable para dormitorios. Sugiere paz, seguridad y esperanza. Gris: puede expresar elegancia, pero también desconsuelo y aburrimiento. Negro: es la ausencia del color, se relaciona con la oscuridad. Blanco: transmite alegría y pulcritud. Es un color purificador, brinda sensación de limpieza y claridad. Colabora para sentirse alejados de lo sombrío y triste. Estimula la creatividad. Por todo esto, es importante tener en cuenta las propiedades de distintos colores a la hora de utilizarlos en la decoración de los espacios. La elección de los colores adecuados debe estar a disposición de la actividad que se realice en ese espacio. Por ejemplo, en el caso de un dormitorio, los colores deberían facilitar el descanso, y en los espacios laborales, deberían propiciar la actividad y buena disposición.
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